sábado, 17 de abril de 2010

La tiranía de la felicidad

Es difícil ver a esa persona todos los días y no poder acercarte a ella sin quedar ni un centímetro entre vosotros y perderte entre besos y caricias.
Es difícil renunciar a acercarte con la excusa de olerla porque sabías que ese simple gesto quizás desembocaría en un beso, una caricia o en un pequeño ratito de torpes calenturas.
Es difícil pasear por tu ciudad y ver en varios rincones los fantasmas de tí misma cuando la felicidad de unos momentos mágicos inundaban tu corazón.
Pero hubiera sido más difícil, pensar que todos esos momentos no hubieran pasado nunca, y que dentro de poco, esa persona se alejará y su recuerdo se volverá cada vez más débil, aunque tú mantengas la esperanza de volver a verla...

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