
Ante las páginas de un libro, un mundo se abre ante mí.
Seré princesa guerrera de mil mundos sin conquistar,
una maga, una hechicera o la más mala del lugar.
Sintiendo locas pasiones
por mil príncipes caídos, cuarenta ladrones y un sultán,
un vampiro o un hombre lobo,
todos ellos me acompañarán.
Me pierdo en unos ojos,
grises, verdes o del color de la miel,
que me siguen en mis sueños y en ellos me vuelvo a perder.
Lucharé contra dragones y serpientes,
vampiros y hombres lobo
enanos y gigantes,
o bien me conviertiré en uno de ellos,
desafiando el tiempo y espacio.
Iré al cielo y al infierno,
surcaré todos los mares,
cual pirata o marinero.
Volaré entre montañas y valles
descubriendo mundos nuevos.
Seré un fantasma,
flotando en una estación de tren
viendo a mil pasajeros pasar,
que me harán compañía cuando amenace la soledad.
Algunas veces me sentiré eufórica, otras desanimada,
alegre, desgraciada,
amada o enamorada,
con lágrimas en los ojos y una sonrisa dibujada en mi cara.
Seré la persona más feliz del mundo, o bien la más desgraciada,
la más valiente, la más cobarde,
sedienta de sangre, amor o venganza.
De todo ello aprenderé que en mil reinos puedo vivir,
ya sean tan fríos que me helará la sangre
o tan cálidos que me derretirán el corazón.
A mil personas podré amar,
a quinientas podré odiar,
todo ello sin salir de mi casa,
tomándome un café y parando cuando quiera para descansar.


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