Las horas escogidas han sido durante el atardecer, cuando el Sol luce con una belleza inimaginable y el cielo es una amalgama de colores hermosos reflejados en el mar.
Alguna vez escuché que, en parte, lo que hacía al crepúsculo tan bello, además de lo evidente, era lo efímero que resulta a lo largo del día.

Las fotos han sido tomadas en playa Granada (Motril), aunque perfectamente podrían haber sido tomaras en cualquier playa paradisiaca de las que nos venden a través de postales, y es que, la belleza del cielo y del mar no entiendo de fronteras.
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